Las despedidas son siempre tristes y más aun cuando se va un ser querido.

Cuando una querida compañero de 4 patas muere, nos deja un gran vacío en el corazón. Los que tenemos una relación personal con los animales sabemos lo que se sufre después de haber compartido con ellos muchos años de experiencias y recuerdos. Nos queda un nudo en la garganta y un vacío imposible de llenar. Para quienes no han tenido una relación con un ser animal, miembro de la familia, es difícil de comprender este sufrimiento por un animal, como se suele decir…

Buenito, el gatito de familia, empezó a quedarse paralizado desde hacía dos semanas y cada día empeoraba más, hasta el punto que los últimos días tenía que darle de comer en la boca y darle agua con una jeringa, porque no podía caminar más. Hace 2 años que padecía Herpervirus Felino (FHV-1) o Sida de los gatos y esto le provocaba síntomas cada vez más graves. Estuvo varias veces internado, se mejoraba y al cabo de un mes, volvía a recaer. El domingo 10 de enero 2016 fue un día muy triste para mí y mi familia, tuvimos que dormirlo para siempre, dándole un final amoroso, digno y respetuoso. Esta es nuestra paz interior, que hicimos todo lo que pudimos por mantenerlo en vida y bien. Era joven para morir, llegó a cumplir sólo cuatro añitos. Fue un tío fuerte y paciente porque aguantaba todas las curas que se le hacían, darle medicamentos diariamente, limpiarle y curarle los ojos. Para él todas estas curaciones podían haber sido un poco una tortura o molestia, pero las aguantaba. Cuando estuvo internado, estaba en una pequeña jaula del veterinario y con un gotero conectado en su patita. Su nombre Buenito se lo pusimos porque era muy bueno, especialmente el primer año. Luego se hizo más caradura y aventurero.

Decidí incinerarlo y así obtener sus cenizas en una urna. Una forma de tener a ese compañero de vida por 4 años con el recuerdo de aquel lazo que nos unió entre nosotros como familia y Buenito.

Cómo llegó Buenito a nuestra casa

Una colaboradora de LaraVital, una mañana paseando su perrito, escucho en el campo el maullido de un gatito muy pequeñito, parecía  gritar de hambre o llamando a su mamá. Ella lo recogió y lo trajo a la nave. Era completamente negro y ella pensó que lo abandonaron por el color negro, dado que muchas personas supersticiosas creen que los gatos negros traen mala suerte.

Como yo no creo en esas creencias, no pueden hacerme daño y me lo quedé. El primer mes tuve que darle el biberón, de lo pequeñito que era.

Buenito era muy juguetón y amante de los niños

Creció y fue un gato que, aunque nuestra casa era su casa, tenía una puerta que le dejaba salir y entrar cuando quería. Mi hija jugaba con él y él se dejaba hacer de todo con mi hija. Cuando yo llegaba a casa del almacén de LaraVital, me estaba esperando en la calle para darme la sorpresa en la oscuridad del invierno con un típico miau miau. Muchas veces dormía en la cama con nosotros y nos dábamos calor mutuamente. A veces no podía moverme en la cama porque lo tenía profundamente dormido pegado a mi espalda. A veces cuando de noche sacaba a caminar a mis perros, se venía a caminar con nosotros hasta el monte. Era muy agradable para mí, como respondía a mi llamada cuando por las noches no estaba todavía en casa de regreso de sus andanzas, que cuando en la terraza lo llamaba: Bueniiiiiiiin…  inmediatamente, no sé de donde, aparecía maullando como loco, porque sabía que había comida. Algunas veces hacíamos un concierto en la cocina: Yo decía Bueniiiiiin y el empezaba a maullar, mi hija también empezaba a decir en voz alta Bueniiiiin y el maullaba más alto. Hacía muchas travesuras, una vez se quedó encerrado en el sótano de nuestra vecina, escuchábamos el maullido de pedir ayuda pero no sabíamos de donde venía, hasta que lo descubrí y rescaté. Otra vez se metió en la caseta de las bombonas de gas y no sabía cómo salir, tuvimos que llamar a la vecina para que abrierala caseta de las bombonas y también esa vez lo pudimos sacar. Otra vez se subió a mi furgón y de camino al almacén escuché un maullido y me di cuenta que era él y tuve que volver a casa a dejarlo. Recuerdo una madrugada, no hace mucho, a las 3 de la mañana oía maullar a un gato. Me levanté y me di cuenta que era Buenito. Cuando salí a la terraza, pude descubrir que estaba en el tejado y no sabía cómo bajar. Entonces busqué una escalera y lo bajé en mis brazos. Al dejarlo en el suelo salió corriendo y se metió en casa. Estas experiencias, en el fondo eran y son agradables para mí porque dejan recuerdos o fotografías en la mente, poder ayudar a Buenito me daba satisfacción, alegría. Podría escribir tantas otras experiencias….

Le gustaba estar a nuestro lado, especialmente cuando nos sentábamos en el sofá, quería estar entre nosotros.

Era muy amigo del pastor alemán de nuestra vecina, con el que jugaba mucho. Con nuestros perros no tenía una gran relación, pero se respetaban unos a otros.

Buenito junto a mi perra Osa que también murió.

Sobre todo Buenito me daba mucha paz, cuando estaba a mi lado y dormía profundamente con total confianza y tranquilidad que le daba el saber que en nuestra casa nadie le haría ningún daño. Me agradaba trabajar delante de mi ordenador a veces hasta altas horas en la noche y él se recostaba a mi lado o sobre mi escritorio.

Admiré de Buenito su fidelidad a nosotros y a nuestra casa. Nunca faltó y nunca se escapó a pesar de su libertad de entrar y salir cuando quería. Naturalmente pasaba muchas horas o el día entero fuera, quien sabe dónde, ¡pero siempre regresaba! No fue papá porque estaba castrado pero se juntaba con otros gatos del vecindario. ¿Quizás el Sida Felino se lo contagió alguno de esos gatos callejeros? Lo que me daba tristeza de Buenito es que hubo una temporada que había cogido la manía de cazar pajaritoso ratones los cuales los traía vivos a la casa. Algunos de estos pajarillos pudimos salvarlos. Aunque respeto que era su instinto, me daba pena porque tenía comida en abundancia, no era necesario matar para comer. A veces llegábamos a casa y estaba todo lleno de plumas por el suelo y entonces nos imaginábamos lo peor…

Por último, Buenito llegó a probar en sus últimos días de vida, cuando ya no deseaba comer con pasión, nuestro posible y futuro pienso natural de gatos, el que comió con mucha ansiedad y gusto.

Antes de anestesiarlo para siempre, cogí a Buenito en mis brazos y le agradecíde todo corazón su fidelidad y tantos recuerdos felices que compartimos juntos, pues él se convirtió en un miembro más en nuestra casa, que nunca podremos olvidar. Nos quedan algunas fotos de él con nuestra familia y mi hija, que ella recordará, quizás, como su primer gatito que tuvo en su vida y que le enseño a amar y respetar a estos seres vivos con el derecho de vivir sin maltratos y lo más honorable posible en este planeta que es de todos. Porque como está escrito en la Biblia: “Dios hace salir el sol sobre justos y pecadores” y yo añado: y también hace salir el sol sobre todo ser viviente, no solo para los humanos! Todos tenemos el derecho de vivir.

Lo que me enseñó o confirmó Buenito

Algo muy importante que quiero destacar, que aprendí de Buenito: pude observar el resultado práctico  del poder que tiene el estrés para enfermarnos y reducir las defensas. Una vez llevé a Buenito a un hotel de gatos de muy buena fama porque tuve que viajar por una semana a la central de Luposan en Alemania. Para Buenito, quitarlo de su entorno, meterlo en el trasportín, hacer un viaje de media hora en el coche, y luego terminar en una jaula que, aunque era grande y para él solo, no era su ambiente y provocó en él un episodio de estrés. Cuando lo dejé estaba en perfectas condiciones, pero cuando fui a buscarlo tenía el ojo izquierdo blanquecino. Me lo llevé a casa y lo solté en la calle, y él solo se fue a la casa. Esa tela blanca que iba recubriendo su ojo siguió avanzando y tapando su ojo hasta que después de 3 ó 4 días tenía el ojo completamente blanco. Lo tuvimos que tratar con Famvir, un medicamento antiviral que detiene la multiplicación del virus infectante, es decir del Herpes Felino. También le dábamos diariamente Alysia, que contiene L-Lisina, un aminoácido que bloquea la arginina y así la proliferación del virus. También le daba algunos productos naturales, aunque era complicado que los tomara, por ejemplo cúrcuma, MSM, OPC, etc.

Buenito me confirmó el poder que tiene el estrés en la vida. Aquí en el Veterinario minutos antes de la eutanasia.

Esta situación como resultado del estrés la experimenté con Buenito varias veces. Aprendí de forma práctica y real el poder que tiene el estrés en nuestra vida, que no es una creencia o ilusión. Buenito me hizo comprender que yo también cuando he tenido estrés o me dejé controlar por el estrés, -o mejor dicho aún, cuando yo mismo convertí en estrés una situación que si la hubiese controlado realistamente, no hubiera producido en mi estrés,- yo también manifestaba problemas psicosomáticos: pulso del corazón muy acelerado, taquicardias, a veces agotamiento y depresión, otras veces ataques de artrosis en las articulaciones de mis manos, que me obligaban a tomar cortisona para detenerla, cogerme muy fácilmente un resfriado o gripe. Cuando pasaba la problemática que yo había convertido en estrés, tenía un mejoramiento físico general y esos síntomas menguaban poco a poco hasta desaparecer. En Buenito pude ver con mis propios ojos el poder destructivo de las situaciones de estrés. Tensiones emocionales, ideas perturbadoras, que no podemos más y dejar ahogarnos en un vaso de agua. La conclusión que aprendí de Buenito es la de pensar diferente y no permitir que las situaciones difíciles del día a día, las interprete como estrés que las vea como terribles,creyendo que es el fin, dándole a muchas situaciones un carácter catastrófico, sin que lo tengan. Soy yo quien hace de una situación algo catastrófico o algo insignificante! Ahora poco a poco llegué a la conclusión de que el estrés no existe, soy yo quien “hace o provoca el estrés en mi vida” con mis pensamientos dramáticos, negativos, lamentosos,catastróficos, diciéndome que estoy en una situación angustiosa y terrible, sin posibles soluciones, que yo estoy agotado, etc.

Gracias Buenito, fuiste una lección grande en mi vida, ¡fuiste mi mejor psicoterapeuta! Me enseñaste a poner freno o controlar a mis pensamientos y así evitar un montaje de estrés y ahorrar problemas de salud.

En la urna de Buenito está escrito:

“Aquí reposan las cenizas de una criatura que fue hermosa, que vivió juntamente con nosotros, que compartió nuestro techo, e incluso nuestra cama, que fue  fiel, compañero de nosotros, que me demostró lo negativo que es el estrés, que me regaló 4 años de su vida y que tuvo muchas cualidades que muchos seres humanos no tienen, ¡Gracias Buenito para siempre!”

No sé qué pensar sobre si los animales tienen espíritu o no, sé que es un tema muy discutido. Quizás escribiré un artículo sobre esta temática. Yo mismo estoy inseguro y no tengo una respuesta. Pero pensando en positivo, quizás algún día que no será “un día”, porque en la eternidad no existe “un día”, podré volver a ver a Buenito y cogerlo entre mis brazos lleno de gozo y alegría eterna! Como también deseo otra vez volver a acariciar la cabeza de mi inolvidable Lara….

Que este recuerdo y escrito en honor a Buenito sirva para valorar, respetar y darles el honor en vida que estos seres vivientes se merecen como todo ser humano.

Termino con untexto tomado de la Biblia que dice:

“…Señor, tú salvas a personas y animales.” Salmos (35):7b BLP