En mi vida laboral esto significa:

Cumplir lo mejor posible con mi trabajo, ser fiel y transparente para que puedan confiar en mí, trabajar de 8 horas las 8 horas, y hacer mis tareas con responsabilidad, esmero y felicidad. No estar buscar el “pelo en la sopa” para sacar ventajitas o produciendo negativismo.apreton de manos

Si actúo de esta forma todo funcionará bien por ambas partes, ¡ni mi jefe alemán, me hará la vida imposible ni yo se la haré a él, habrá simpatía, buen feeling y ambos estaremos relajados, tendremos paz, una buena base de confianza, amistad y naturalmente, con estas condiciones, ¡ambos tendremos un buen futuro por delante!

Lo mismo se puede aplicar a la vida social, matrimonial, comercial y laboral.

Pero en el tema “derechos, deberes y leyes“… no siempre nuestros “derechos” nos conducen a mejorar nuestra situación. Tenemos que aprender a perder para ganar.

Muchas veces para mantener una amistad, un buen matrimonio, una buena relación comercial, un puesto de trabajo, es necesario “cerrar un ojo” si queremos tener paz, seguridad y sobretodo futuro.

¿Qué quiero decir con “cerrar un ojo”?

shutterstock_232830703Con esta expresión simbólica quiero decir: no ser tan exigentes, legalistas, ni queramos imponer nuestros derechos por doquier, aunque llevemos razón. Pero tampoco dar la oportunidad a que se abuse de nosotros. Muchas veces irá todo mejor si perdemos una parte de nuestros derechos a favor del prójimo, sea quien sea. Indirectamente, aunque parezca algo paradójico, tendremos muchas veces “más ventajas” actuando humildemente que imponiendo nuestras opiniones y derechos. Quizás en ese momento nos sentiremos “perdedores o cobardes” pero a la larga veremos la victoria en esta forma de actuar.

shutterstock_137903525Yo tuve momentos en mi vida en los que quise imponer mis derechos,  en la vida matrimonial, comercial, laboral, etc. y, aunque tenía toda la razón del mundo, a la larga salí perdiendo. Perdí amistades, perdí trabajos, perdí recomendaciones, perdí mi reputación, perdí mi relación matrimonial, perdí beneficios económicos… me hice antipático, y perdí…perdí… perdí…

 

La paradoja de la vida y que funciona: “¡Perder, muchas veces, es también ganar!”

Querer imponer siempre mis derechos y mis puntos de vista puede tener un aspecto egocéntrico, antipático, indeseado por mi prójimo aunque yo tenga razón o esté súper convencido de lo que digo. Imponer mis derechos y opiniones bloquea el diálogo y pone en guardia y a la defensiva a nuestro contrincante ya que podemos estar “tocando su amor propio”.

 

Damos en el blanco cuando hemos provocado que alguien se ponga a la defensiva y a justificarse delante de nosotros como respuesta a nuestro diálogo. Inconscientemente herimos su orgullo y amor propio.

Tener delante de nosotros una persona que se ponga a la defensiva significa que algo hemos dicho mal, aunque estemos en lo justo. De este modo conseguiremos poco de esa persona, sea nuestro vecino, amigo, colega, jefe, esposa/o, etc.

Principalmente en la vida social o matrimonial debemos ceder y comprender muchas veces si queremos contentar a nuestra pareja y tener un buen futuro. En otras palabras, es “renunciar” un poco a mi egoísmo y a mis derechos (o a mi tozudez u orgullo) a favor del amor y la comprensión del otro. En realidad el amor, en el verdadero sentido de la palabra, significa renuncia, buscar el bien y la felicidad del otro y sentirte con una profunda alegría haciendo feliz a los demás. El verdadero amor es desinteresado, “no ama a cambio de” o no ama porque obtiene placer o beneficio a cambio”

Por lo contrario, el amor tal y como se divulga en la sociedad actual es: “egoísmo”, “te amo porque me das…”, “te amo porque me beneficias”, “te amo porque me gustas”, etc., etc., etc.…

No siempre tenemos que ser ganadores por fuerza en la vida. Mi experiencia al igual que la de muchos “sabios” de este mundo es que “perdiendo un poquito se puede ganar mucho más”.

Esta es mi experiencia personal… muchísimas veces tuve que “cerrar un ojo” y alguna vez “cerrar los dos ojos” en situaciones privadas y laborales muy complicadas de mi pasado, pero el resultado fue inesperado y maravilloso. ¡¡¡Salí ganando!!! Y por eso hoy estoy donde estoy.

Es el efecto “Boomerang” que cuando lo tiras te vuelve, así ocurre con nuestras actitudes o reacciones que según lo que tu lances eso mismo te volverá.

Este modelo lo podemos encontrar en la vida de Jesús narrada en los Evangelios.

Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto” (San Juan 12:24).

Yo creo que aquí Jesús nos está hablando de esta paradoja: “Perder, humillarse o morir” para obtener frutos, ventajas o beneficios (hablando en palabras modernas).

En otras palabras, si nuestro egoísmo u orgullo, con todos nuestros derechos y prioridades, (simbólicamente hablando) no “muere” y no se humilla, es probable que no consigamos beneficios a corto o largo plazo en la vida. En cambio quien sabe perder, sacrificase, “morir” ¡podrá conseguir mucho más! Esta es la consecuencia de lo que estoy hablando, que muchas veces perder, ceder, renunciar en la vida nos lleva al final a ganar más que a perder, ¡¡¡nos lleva a conseguir frutos!!!

Esto es muy difícil y duro de comprender, porque tenemos miedo a que el ceder nos pueda llevar a perder nuestros derechos y a que se aprovechen de nosotros. Naturalmente, no hay que ser tontos, en esta vida tenemos que defendernos si alguien quiere hacernos daño o quiere abusar despiadadamente de nosotros o intenta destruir nuestra fuente de trabajo y llevarse lo que es nuestro. Como decía un amigo muy creyente: “Una cosa es cristianismo y otra es estupidismo”

Yo he podido comprobar que algunas veces es más tonto quien siempre intenta imponer sus leyes, derechos y opiniones que quien sabe hasta dónde puede imponerse o no, y si le conviene o no.

shutterstock_187534313Más de una vez me enfrenté, sin buscarlo, a personas agresivas y amenazantes. Y mi reacción fue la de no tomarles en serio ni hacer caso a los insultos o ataques verbales. Muchos habrán pensado que soy un cobarde, alguien que no se entera de nada, un tonto… ¡Pero al final salí ganando!!! ¿Os imagináis si yo hubiese respondido mal o incluso con agresividad? Quizás hubiese ocurrido una desgracia para mí o para la otra persona… denuncias, abogados, juicios, cárcel, tiempo perdido, gastos, mal humor, etc. Como se dice popularmente: “No vale la pena”.

Una vez tuve un trabajo en el que el jefe era un hombre de muy mal humor y que se aprovechaba de todos los empleados. Es probable que viviera en una amargura de vida o con problemas familiares o simplemente era su carácter. Lo que yo hice, en vez de rebelarme o reírme a escondidas de él, o criticarlo, o levantar una revuelta contra él, como hacían mis compañeros, intenté comprenderlo y ponerme en su lugar. Cuando todos se iban y nos quedábamos a solas yo intentaba acercarme a él y hablarle con cariño. Mis otros compañeros llegaron a discutir fuertemente con él y a terminar muy mal y a denunciarlo consiguiendo todo lo contrario porque tocaban su exagerado orgullo y despertaban en él “sed de venganza” y malos pensamientos.

enfrentados

Para no hacer larga la historia… se provocó una quiebra y cerró la empresa. Yo fui el único al que le dio un pequeño “finiquito privado” y una carta de recomendación la cual me sirvió para encontrar nuevos trabajos!!! Cuando daba a leer esta carta en los nuevos posibles trabajos, veía como la gente se emocionaba. Una carta que conservo desde hace más de 37 años.

”No siempre ganar es ganar” Yo hubiese podido imponer mis derechos o demandarlo, pero no hubiese recibido jamás esa compensación económica ni esa carta “milagrosa”.

Otro ejemplo: Tuve un proveedor que me reclamó una factura de 3 años de antigüedad. Su importe era alto, él estaba empecinado y muy convencido de que yo no le había pagado esa factura y yo estaba (y estoy) convencido de que se la había pagado al contado, pero él no se acordaba y no había nada firmado.

Si me hubiese puesto duro y le hubiese dicho: “ya te pagué la factura y 2 veces no te la voy pagar”, quizás él me hubiese dicho: “vale, si no me pagas la factura (que no me has pagado), te corto el suministro de mis productos y te vas a vender chorizos”. Seguramente si los dos nos hubiésemos mantenido imparciales cada uno en su posición hubiéramos discutido, enfadándonos y terminando posiblemente nuestra relación, como ocurrió en muchos casos parecidos que conozco personalmente. pelea

Conclusión: ¿Qué hice? ¡¡¡PAGAR!!! ¡Pero salí ganando! porque con ese proveedor trabajé muchos años y me dio la oportunidad de ganar 100 veces más el importe de esa factura que tuve que pagar doble.

Todos queremos tener paz, confianza y estabilidad hasta el último momento de nuestra vida. Conseguir este estado no viene por casualidad, esa paz tiene un precio y será el resultado de nuestra manera de actuar y de los esfuerzos por gozar la paz interior y la paz con los demás.

 

Mi padre me decía:

“Conrado, nunca sabemos las vueltas que puede dar la vida, la Ley del Amor tiene siempre más futuro y paz que la Ley Escrita en papel. Deja un buen recuerdo para cuando ya no existas más.”

cementerio

También me dijo mi padre:

“En la guerra los valientes van al frente, pero muchos no vuelven nunca más, los cobardes siguen viviendo…”

 

El éxito en nuestra vida depende mucho de nosotros, no de la suerte o casualidad… no nos engañemos.

 

Saludos de Conrado